La diferencia principal entre una inspección simple y una inspección con cámara robotizada radica en la tecnología utilizada y las capacidades de visualización.

En una video inspección simple, se emplea una cámara de empuje con una visión frontal, lo que limita la visualización a una sola dirección. Además, este servicio no incluye el uso del DVR (grabador de video digital), lo que significa que no se puede grabar la inspección para su posterior análisis.

Por otro lado, en una inspección robotizada, se utiliza un robot equipado con una cámara que puede rotar 360 grados y realizar movimientos de paneo hacia la derecha e izquierda hasta 220 grados. Esto permite una visualización completa del interior de la tubería desde múltiples ángulos. Además, la cámara robotizada cuenta con una cámara trasera que proporciona una vista adelante-atrás, lo que facilita la detección de obstrucciones y daños. También se pueden realizar mediciones con láser para obtener información detallada sobre el tamaño y la ubicación de los problemas en la tubería.

El tiempo mínimo requerido para una inspección robotizada es de 2 horas.

Con la cámara robotizada, podemos inspeccionar cualquier tipo de tubería, ya sea de agua potable o residual. Nuestro alcance es de hasta 150 metros. Sin embargo, es importante tener en cuenta que se requiere un control de flujo de agua para llevar a cabo la video inspección. En algunos casos, esto puede implicar costos adicionales que están fuera de nuestro alcance. Te invitamos a contactarnos para que podamos revisar si cuentas con las condiciones necesarias para realizar una video inspección con cámara robotizada.

El mantenimiento preventivo de desazolve ofrece múltiples beneficios. En primer lugar, ayuda a prevenir bloqueos mayores, ya que el mantenimiento regular permite identificar y eliminar obstrucciones menores antes de que se conviertan en problemas graves, evitando interrupciones costosas y molestas. Además, al mantener las tuberías limpias y libres de residuos, se reduce el desgaste y la corrosión, lo que extiende la vida útil del sistema de drenaje y disminuye la necesidad de reemplazos costosos. También mejora el rendimiento del drenaje, ya que un sistema bien mantenido funciona de manera más eficiente, asegurando un flujo óptimo y evitando acumulaciones que podrían causar problemas futuros.